domingo, 8 de noviembre de 2009

Joya arquitectónica del ¡chin pum!- Callao, para el mundo

Museo del Ejercito “Real Felipe”

Con más de 270 años de vivencias, la fortaleza del Callao tiene sus puertas abiertas para todas aquellas personas que busquen deleitarse con historias reales y místicas.


Al pasear por mi barrio el rico Callao ha quedado demostrado que está cambiando. Este es ahora una zona más limpia y arreglada, pero hay cosas que nunca cambian y que mantienen lleno de orgullo a los pobladores como la Fortaleza Real Felipe. Antes revisemos un poco de historia. El Callao era el puerto por donde se embarcaban las riquezas de la región con rumbo a España, por esta razón fue víctima de un constante ataque de parte de corsarios y piratas. Para proteger el puerto, el virrey Pedro Álvarez de Toledo y Leiva dispuso su fortificación, construyendo entre 1640 y 1647 las murallas que rodearon el entorno de la ciudad. Pero un terremoto en 1746, al que siguió pocos minutos después un maremoto, destruyó gran parte del puerto dejándolo desprotegido. Es entonces que el virrey José Antonio Manso de Velasco Conde de Superunda ordenó la construcción de una fortaleza.
El 29 de diciembre de 1746 se aprobó el diseño presentado por el matemático y arquitecto francés Luis Godin y los españoles José Amich y Juan Francisco Rossa. El 21 de enero de 1747 se iniciaron los trabajos con el cavado de las zanjas y el 1 de agosto del mismo año se llevó a cabo la colocación de la primera piedra. Fue una de las más grandes obras de arquitectura que realizó España, con un costo de tres millones de pesos. Para ésta se utilizaron bloques de piedra traídas de las canteras de la isla San Lorenzo y de los restos desenterrados de las antiguas murallas destruidas por las catástrofes. Estos bloques compuestos de cuarcita y arenisca fueron reforzados con «calicanto». El nombre fue elegido en honor de Felipe V de la Casa de Borbón que había fallecido por esos días. La edificación finalizó durante el mandato del virrey Manuel de Amat y Juniet en 1774.
En 1782 el virrey Manuel Guirior notó que la fortaleza era vulnerable a «golpe de mano» por sus flancos, por ello decidió construir dos pequeños fuertes, llamados «San Miguel» y «San Rafael», que se hallaban a corta distancia hacia ambos lados del recinto completando el sistema defensivo llamado «Los Castillos del Callao».
Ahora que sabemos cómo se construyó y que además esta construcción duró 27 años, el sistema defensivo estaba complementado por dos pequeños castillos adicionales, llamados San Miguel y San Rafael, que se encontraban a corta distancia a ambos lados de la fortaleza y protegían los flancos de la misma.

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